Un año, un beso, una canción.
Enero de 2012
Jorge Drexler suena en los altavoces, en la pared cuelga un signo de la paz multicolor, un poema de Pablo Neruda descansa sobre el escritorio y Ruíz Zafón espera sobre la mesilla. Yo sentada sobre su cama, el único arte que conozco es dejarme besar.
Sentir sus labios cálidos y sus manos frías. Mi corazón suena con ecos lejanos en mi pecho, desbordado y aun así sereno.
Toca mi canción, dulce y silenciosa como un susurro sobre mi oreja. Una canción que habla de azúcar y besos, me promete futuros lejanos y me recuerdan un primer momento, en el que estamos solos en una ciudad nueva y conocida al mismo tiempo. “Yo no puedo ser más feliz” recita mi canción, y yo sonrío sin poder parar de pensar, en cuánto le quiero, en lo feliz que soy, en los momentos en la azotea y en la playa, en la playa y en la azotea. Sitios especiales, pero innecesarios siempre que esté con él.
Daytona y Paca ya son amigas de toda la vida. Una antigua modelo que recuerda su viejo glamour en las manos de otro chico; una anciana amiga que recuerda un antiguo amor romántico y apasionado cuando tocaban con sus acordes “Ojos de piel de grana”, hace ya tanto que, ese amor se convirtió en rutina.
Cojo a Daytona y me dejo observar mirando sus ojos brillantes y enamorados de mí. Mi guitarra y vos – susurra. Pero qué decir. Cada uno da lo que recibe, luego recibe lo que da.
Happy :)
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