jueves, 31 de marzo de 2011

Adolescencia en silencio.

Este es otro texto que ha salido de mi cajón, yo diría que es el texto que más gente ha leído de todos los que he escrito. No puedo estar segura porque no sé cuanta gente leyó los pocos textos que subí hace tiempo. Este no lo he llegado a subir nunca pero lo presenté al concurso "jóvenes promesas" y gracias a él conseguí entrar en el concurso y tener la oportunidad de impresionar a un jurado, oportunidad que desperdicié por nervios, pero lo que me ocurrió aquel día ya os lo contaré en otra ocasión. Ahora os quiero contar como surgió este texto a mi mente. Se puede decir que yo aquel día tenía un buen "bajón", sentimientos tristes que no sabía canalizar y aunque no recuerde qué me los produjo sí recuerdo que nada tenían que ver con ninguna de mis hermanas. Sentí soledad y recuerdo un tazón de cereales mientras surgía la idea de este relato en mi mente. Una joven de mi edad que realmente se sentía sola y que de verdad tenía razones par sentirse así. Por eso este texto tiene la foto de un tazón "qué estupidez" puede pensar cualquiera, tal vez lo sea pero fue ante un tazón como ese ante el que nació la historia que te os ofrezco este mes. Espero que os guste tanto como le gustó a mi profesora de lengua que la seleccionó para el concurso.
Sed felices.

Enero de 2010
¿Recordáis cómo era todo antes? Yo creo que había más color. Últimamente todo me parece oscuro, silencioso. Me levanto cada mañana y mi madre me riñe, no sé por qué, no sé qué he hecho. Ella mueve los labios pero no soy capaz de escucharla.
En las clases me siento al final, en un pupitre arrinconado y veo cómo el profesor se mueve y habla, pero no quiero escuchar. Permanezco callada sin molestar, sin intervenir... Así pasan las horas, todas en silencio.
Se acerca a mí, sé que tiene buenas intenciones. Él me habla, intenta animarme, me besa y me da cariño. Pero hace ya tanto tiempo que no se me acelera el corazón cuando le veo, hace ya tanto tiempo que no me dan escalofríos cuando me toca, hace ya tanto tiempo  que no sonrío cuando me toca... Qué me está pasando, no oigo nada...
Pero las horas siguen pasando y yo observo desde un rincón. Veo cómo todos andan, ríen, hablan y... ¡viven! a mi alrededor, pero siento que lo veo todo desde fuera como si yo no pudiera formar parte. Realmente, ¿puedo? Una pregunta más complicada, ¿quiero?
No siempre fue así, no siempre me sentía sola estando en un autobús lleno de gente. Hubo días en los que me despertaba y acallaba las riñas de mi madre con un alegre "Buenos días"; cada mañana llegaba corriendo hasta él y le besaba con ternura; escuchaba las clases con entusiasmo y participaba; y reía cuando mi compañera contaba un chiste. Llegaba a casa y mi hermana me preguntaba por el día de hoy, ella siempre tan atenta. Antes sabía sonreír.
Pero ocurrió algo, no recuerdo qué era. ¡Ah, sí! Ya lo recordé. Ella dejó de preguntarme cada vez que llegaba a casa, dejó de chincharme diciendo que su chico era mejor el mío, dejó de responder mis preguntas sobre la materia, dejó de reírse cuando bromeábamos sobre profesores comunes...
Simplemente, se fue. Cuando llegué a mi casa mi madre lloraba. Mi padre, cabizbajo a su lado intentaba consolarla, y mi hermana... no estaba.
Iba en la moto con mi cuñado, con el que sigo hablando de vez en cuando, y tuvieron un accidente. Él estuvo con muletas durante meses y ella... Menos mal que llevaban cascos, pero la colisión con el coche fue brutal.
Mamá dejó de llorar, papá pidió un puesto más tranquilo en la empresa y ahora pasa más tiempo con nosotras. Yo, aparentemente, hace ya tiempo que me repuse. Pero si alguien me escuchara de verdad vería lo sola que me siento cada día. Ella fue la que me escuchó cuando me rompieron el corazón, ella era la que me decía que cuando fuera más mayor me llevaría a los mejores sitios de la ciudad, ella era la que me acompañaba de compras o me recomendaba música. Ahora todo esto lo hago en silencio.
Mis amigas estuvieron a mi lado largo tiempo, no les reprocho que se fueran y prescindieran de mí, fueron insistentes y lo intentaron todo. Pero él sigue a mi lado, por eso aun no le he dicho que ya no le amo como antes, le quiero porque ha sido un gran amigo pero me siento egoísta por no decirle la verdad y dejar que encuentre a alguien que le haga realmente feliz.
Y ahora, como tantas tardes, permanezco inmóvil observando un tazón de cereales intacto y en silencio. Sin hacer absolutamente nada que no sea pensar. Le doy vueltas a la cuchara pero no encuentro el apetito que debería sentir, solo pensamientos tristes que vagan por mi memoria en silencio. Hace ya tanto tiempo que no leo, ni escucho música... Hace ya tanto tiempo que me sumergí en este silencio... Estudio y apruebo sin problemas, pero sigo adelante en un estado deplorable sin nadie a quien contarle que necesito gritar y llorar.
¿Encontraré alguien que sea capaz de sacarme de este silencio? Tal vez no, tal vez deba permanecer así siempre.

Happy :)