miércoles, 30 de noviembre de 2011

Me busco entre mis palabras.

Para poder ver mis textos desde fuera, siempre he intentado leerlos como si leyese un texto de otra persona corrigiéndome como si no conociese el por qué de cada palabra, pero me ha resultado imposible. Sé por qué pongo lo que pongo, por qué uso esa palabra o por qué el personaje tiene los ojos azules. Mis historias son inventadas, no son reales, pero a menudo encuentro vivencias personales o amigos en mis textos. Ese fue el pensamiento que me hizo escribir esto, olvidar lo que había escrito para poder empezar desde el principio, encontrarme en mí misma en todo lo que escribo. Pero me he decidido mostrar esta idea porque por primera vez  hay un libro en mi estantería que tiene mi nombre entre sus autores, jamás imaginé que pudiese llegar a pasar. Por fin, participar en un concurso ha dado sus frutos. Gracias Cheerful por retratar nuestras tardes infinitas perdidas entre libros, entre palabras que nadie a leído todavía o entre palabras que fueron leídas por gente a la que no conocemos y de la que nos inventamos su pasado, porque tengo una anecdota curiosa que me hizo perder el pudor a sentarme en el suelo de una librería y soñar con vivir entre aquellos libros. Como siempre, gracias por todo.

Febrero de 2010

Paralizada, me quedaba paralizada cada vez que leía mi nombre en la portada de alguno de aquellos libros. Preguntándome sin parar cómo o en qué pensaría mientras lo escribía.
No recordaba apenas nada. Algunos miembros de mi familia, algunos detalles de mi casa, mi pareja actual y mis recuerdos de niña. Nada más. Me habían dicho que era profesora de lengua en un instituto a diez minutos del humilde piso en el que vivía con Fran desde hacía ya un año. Tengo 27 años y tres sobrinos. Veraneo en el pueblo de mi infancia y me gusta el chocolate con churros para desayunar los domingos; o eso me habían dicho.
Otras cosas las he ido descubriendo al ir retomando mi vida. Por ejemplo, solo tengo dos cursos en el instituto, todos mis pijamas con suaves, soy amante de los animales y las plantas y tengo dos tortugas, un petirrojo, seis peces y una perrita, y… soy escritora.
Nadie me había avisado, soy escritora y lo había olvidado. En mi ordenador he encontrado muchos borradores, anotaciones, concursos pendientes de participar, en los que ya he participado o de los que espero una respuesta. He publicado dos libros infantiles y uno para adolescentes pero a lo que más me dedico es a mandar textos cortos a revistas o concursos.
Me enteré de forma brusca. Iba caminando por la calle, por mi ciudad, que ahora me parece desconocida, en uno de mis paseos para volver a la movilidad. Una chica me vio desde lejos y se acercó a mí saludándome con alegría. De inmediato pensé que sería una de mis alumnas a la que no recordaba, pero sus palabras no me cuadraban.
“Madre mía, no me puedo creer que nos hayamos tropezado. Te admiro mucho y tus palabras me han ayudado en muchas ocasiones. ¿Te importaría firmarme esto?”
Nada de aquello me cuadraba en absoluto pero cuando me tendió el libro y lo abrió por la primera página no supe cómo reaccionar. Cogí el libro y miré la portada. En ella se veía una tijera que recortaba una estrella y muchas estrellas de papel amontonadas sobre un fondo oscuro: “Sueños recortados y brillantes como estrellas” Rezaba el título, y más abajo, mi nombre. No podía ser, aquello debía ser una equivocación. De pronto comprendí el significado del bolígrafo y las palabras de la chica.
“Creo que te equivocas de persona”.
“No lo creo, ahora tienes el pelo más corto pero eres clavada a la foto”.
Era cierto, en el hospital me habían cortado el pelo para la operación y aunque ya me había crecido aún no estaba de forma natural. Pero toda esta reflexión llegó mucho más tarde, en aquel momento la visión de la fotografía de la contraportada me dejó sin aliento. No había duda, era yo.
Llegado a aquel punto decidí que lo mejor era firmarle el libro y correr a pedir explicaciones.
Ahora, cuando entro a una librería y veo mis libros no paro de sorprenderme. Solo recuerdo el título de uno de mis escritos, los demás los leo como si no fuesen míos sabiendo que sí  lo son. El médico dice que solo recuerdo ese porque lo escribí cuando era muy joven y puede que haya mucho de mí ahí dentro. Por eso, ahora me busco entre las páginas de mis propias historias.

Happy:) & Cheerful_